Experimentación

Mª Carmen Díez (psicopedagoga, especialista en educación infantil) dice que “las escuelas que queremos para los niños han de ser como son ellos: puro cuerpo, puro deseo de hacer, pura curiosidad, puro vínculo, puro sentir.”

Desde los primeros años debemos iniciar al niño en una educación donde pueda desarrollar la capacidad de pensar y entender los fenómenos que le rodean, para lo que utilizamos en el aula la metodología de la experimentación.

La mejor forma que tiene un niño de 0‐6años de descubrir propiedades y cualidades de las cosas es por medio de la manipulación de objetos y de la experimentación. Tal como dijo Piaget (1969) se conoce cuando se actúa sobre los objetos, cuando se hacen acciones sobre los objetos. Esta exploración y experimentación constantes que los niños hacen a lo largo de su infancia les proporcionan un conocimiento del mundo que les rodea y a la larga harán operaciones mentales no visibles, utilizando el lenguaje como instrumento de pensamiento.

No trabajamos las matemáticas en sí, el acercamiento del niño a las matemáticas se realiza permitiéndoles chupar, tocar, mirar, explorar, desplazarse, jugar con la tierra, el agua, los palos, las piedras, los juguetes, la comida…, manipular objetos, amontonarlos, clasificarlos, sopesarlos, contarlos…Si le proporcionamos al niño materiales, tiempo, y permiso  para practicar con las cosas que tiene más cerca, junto a la estimulante compañía de un adulto hacen que la vida cotidiana sea pura matemática (María Antonia Canals, creadora del Proyecto Canals sobre la Matemática recreativa).

Experimentar pues, va unido a respetar los procesos vitales de cada cual, a escuchar, a intentar comprender, a ofrecer oportunidades y no a restringirlas, a abrir muchos caminos posibles y no a obligar a seguir alguna senda determinada. Nadie puede experimentar por otro, hemos de experimentar por nosotros mismos para adquirir nuevos conocimientos.

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